De alguna manera, las mesas siempre cuentan historias.
Hoy la actividad comenzó desde muy temprano; como que el lunes se tomó muy en serio su papel de lunes. La casa del centro quedó limpiecita y compré muchos artefactos de cocina para tener ahí, y como se ve en la foto, fueron exitosamente utilizados porque pude preparar un rico almuerzo. Les voy a decir qué preparé para torturarlos: soya c/ naranja agria, calabacita italiana y champiñones + ensalada de lechuca c/ tomate, aguacate y queso oaxaca. Puchis, estuvo bueno. Además compré de esas tostadas horneadas que están súper buenas. Fue un súper combo de la felicidad.
En otros asuntos, muchas cosas salieron bien fallidas:
- Tuvimos que dejar a Soni en la veterinaria porque está enferma (es la noticia más triste del momento)
- Fui a entregar unas prendas que me pidieron y... ¡sorpresa! olvidé una de ellas en mi casa, así que di un vueltón para pasar a buscar la prenda faltante.
- Al llegar a mi casa noto que... ¡sorpresa! olvidé mis llaves en el otro extremo de la ciudad y no puedo entrar.
- Decido pasar a la gasolinera (ya de regreso después del fracaso de la ropa) porque estaba en la reserva y ya que estoy ahí y están por atenderme, quería revisar mi cartera para saber con cuánto dinero disponía y... ¡sorpresa! olvidé también mi cartera.
Conclusión: tengo 20 años y olvido todo lo olvidable... ¿qué será de mi si llego a ser anciana y senil? voy a tener que contratar a una niñera y/o instalar alguna aplicación en mi cerebro para que suenen alarmas y recordatorios todo el tiempo. Pero voy a tener que pagarle a alguien para que me recuerde programar las alarmas y los recordatorios.
06 / febrero / 2012
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